lunes, 18 de diciembre de 2017

Aniversario de la “Sinfonía de Sinfonías”

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Cartel anunciando la gala de la Octava sinfonía de Bruckner

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Tal día como hoy hace 125 años, es decir en 1892, se estrenó en Viena la Octava Sinfonía, en Do menor, de Anton Bruckner. La dirección de Hans Richter al frente de la orquesta filarmónica de la ciudad aseguró un triunfo sin grietas para esta obra compleja, enardecida. El éxito fue clamoroso y la extensa partitura fue celebrada con epítetos de abierto entusiasmo, llegando a ser denominada por la prensa como "Sinfonía de las Sinfonías".

Resultado directo de lo anterior fue que su autor conoció al fin una posición pública de simpatía y reconocimiento, sin importar la terca oposición de Brahms y sobre todo del ácido crítico Hanslick. Dicho de forma un tanto melodramática: un día como hoy un genio obtenía justicia.

Para recordar al maestro, e imaginar un poco lo que pudo ser aquella velada histórica en Viena, les comparto el segmento final (Coda) de la Octava bajo la batuta de Sergiu Celibidache en Munich. Entre las muchas facetas de Anton Bruckner me cautiva en especial su sentido del desarrollo amplio, una especie de crescendo infinito en que no sólo aumenta el volumen sino la tensión progresiva de una larga frase, gracias al uso magistral de breves figuras musicales (ya en las cuerdas, ya en los bronces) relacionadas bajo una lógica intachable, una armonía audaz y una reiteración inexorable. El resultado es un clima de "expectación" que el director rumano traducía de modo perfecto:

 
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