Todo tiempo pasado... no era tan diferente. Al menos en trazos esenciales donde incluso hoy nos seguimos reconociendo. Veamos, por ejemplo, el apartado favorito de este Blog: la Música. Nuestra cultura moderna se coordina en grandísima medida a través de la música, presente en cada aspecto de la existencia. Esto se multiplicó gracias a los medios de comunicación de masas. No todas las culturas que nos precedieron tuvieron la misma conexión musical... ¿o sí? Veamos qué ocurría con uno de los pueblos fundadores de nuestra civilización: los griegos de la Antigüedad. Cortesía del canal de YouTube “TED Ed” y sus excelentes videos (no olviden activar los subítulos):
jueves, 26 de noviembre de 2015
martes, 24 de noviembre de 2015
EL MÚSICO DE LOS ELFOS :: “Sueño de una Noche de Verano”, opp. 21/61
«El tercer movimiento del Octeto, el scherzo, Mendelssohn aportó algo nuevo a la música. Los autores que en otro momento se ocuparon de los temas musicales, invariablemente lo denominaban “la música encantada de Mendelssohn”; y en efecto, parece que en ello hubiese algo que es propio de los elfos. Este tipo de composición llegó a su culminación al año siguiente [1826], cuando Mendelssohn compuso la Obertura del Sueño de una noche de verano. Tenía diecisiete años, y nunca compuso una obra más perfecta. La música se ha conservado eternamente joven y constituye un perfecto ejemplo de contenido fusionado con la técnica.»
El dotadísimo adolescente, con el apoyo infalible de su también genial hermana, se hizo cargo de todas las etapas, desde la versión para dúo de pianos hasta la transcripción orquestal, en la cual sorprendió con una maestría innata —otra más de las tantas con que llegó a este mundo— para una virtuosa escritura sinfónica que guarda luminosidad y transparencia sin forzar nunca los límites de cada instrumento, uno de sus mejores rasgos expresivos de ahí en adelante. ¿Cómo germinó todo esto en aquella imaginación privilegiada? Dice José Luis Comellas:
«Fue producto de una temporada en el campo, vivida en compañía de un grupo de buenos amigos y amigas, cuya presencia hirió con leve pero primaveral atracción su alma de adolescente: jornadas de esas que se recuerdan toda la vida, y que inspiraron una música hermosamente única, compuesta con la madurez de un maestro y la jovialidad soñadora e ingenua de un muchacho; quizá a lo largo de toda su vida, Mendelssohn pudo aproximarse muchas veces a aquella música encantadora, pero diríase que nunca logró superarla.»En eso coinciden muchos: el gran compositor adolescente no fue reemplazado por el compositor maduro, que refinó su arte pero ya no necesitó reinventarse. Incluso más, la laboriosidad sin pausas del compositor adulto perjudicó primero su inspiración y finalmente su salud. En cambio antes, bajo el sol de la adolescencia, las dotes geniales de Mendelssohn pudieron expandirse libremente, protegidas por el ambiente acomodado en que le tocó nacer.
El jardín de su propiedad se convirtió en sitio de escapadas frecuentes para echar a volar la imaginación. Gran parte de la obertura nació allí; los cuatro acordes iniciales, según dice el biógrafo Heinrich Eduard Jacob, fueron apuntados después de oír el crujido de las hojas con la brisa de la tarde.
Por otra parte, impresiona la capacidad del muchacho para captar la magia descrita en la obra de Shakespeare y darle el tono justo. Hizo suyos algunos consejos e ideas estéticas de su amigo por entonces, Adolf Bernhard Marx, para utilizar efectos instrumentales con fines descriptivos (los ágiles pies de las hadas o el rebuzno de un asno, por ejemplo). Marx también se permitió apuntar correcciones a la versión original de la obertura, algo que Mendelssohn resistió (abandonó la casa de Marx sin despedirse) pero a la postre aceptó.
¿En qué se diferencia? La obertura de concierto es una página independiente, funcional por sí sola, que alude a algún «tema» o cuenta una historia, pero su estructura musical obedece la forma sonata. En cambio el poema sinfónico a la manera de Liszt, aunque se inspira asimismo en algún tema exterior a la música, abandona la forma sonata y basa en aquel relato externo su propio desarrollo musical. Eso lo hace mucho más explícito pero a la vez más dependiente de elementos extramusicales. En Mendelssohn dicha dependencia es mucho más diluida: cierto que refiere a la obra de Shakespeare y a menudo con minucia, pero la mente del compositor se expresa a través de sugerencias y evocaciones que pronto se vuelven netamente abstractas; es decir, lo que comienza como “música sobre algo” acaba en “música pura”.
Danza de las Hadas (detalle) / August Malmström, 1866«La memoria de Mendelssohn parece haber sido un don fuera de lo corriente. El pianista Karl Hallé dijo de él que “conocía todos los compases de todas las obras de música escritas en el mundo, y podía reproducirlas inmediatamente”. Lo mismo podría decirse de sus propios pensamientos musicales. La obertura “El sueño de una noche de verano” fue escrita en uno de esos momentos de la vida que no se repiten. Sin embargo, cuando dieciséis años más tarde Federico Guillermo IV de Prusia rogó al compositor que continuase la obra, éste no tuvo el menor inconveniente en “regresar” a la juventud y retomar el espíritu encantado de aquellos días con tal fidelidad, que es inimaginable el lapso transcurrido. El sabor mágico de la noche en el bosque resucita como por ensalmo, o más bien como si Mendelssohn lo conservase íntegramente en su memoria. […]
«Junto con esa capacidad de reminiscencia, que actualiza mágicamente cualquier pasado con toda su carga vivencial, posee Mendelssohn un maravilloso poder de evocación. Si la Obertura contiene toda la sugerencia de un bosque encantado, el Scherzo chispeante es una visión de seres invisibles. En el Nocturno encuentra nuestro autor una nueva aplicación de las trompas: hasta entonces habían sugerido escenas de guerra o de caza; a Weber le sirvieron para expresar maravillosamente el misterio recóndito y poderoso del bosque; Mendelssohn nos hace sentir el encanto velado de la noche. Un efecto como ése es prácticamente único. Llega entonces la pieza más popular —no necesariamente la mejor— de toda la obra: la famosa Marcha Nupcial. Más que la fanfarria de trompetas que anuncia la llegada del cortejo de Titania y Oberón, fijémonos en los dos tríos, o pequeños intermedios de la marcha; son, especialmente el segundo, fragmentos de una inspiración sin igual, expresado con esas frases largas tan características de la poesía musical mendelssohniana.»
Mucho tiempo después, al siglo siguiente, la plaga del nazismo se adueñaba de Alemania y encendía los fuegos fatuos de la supremacía racial. La máquina de propaganda inició una campaña agresiva para «expurgar» la cultura alemana de toda «contaminación»; nuestro compositor fue una víctima natural. Mientras el Banco de la familia Mendelssohn era llevado a la quiebra, la música del brillante Félix fue proscrita. Incluso más; aquí el relato de Jesús Laínz:
«En cuanto al “Sueño de una noche de verano” de Mendelssohn, como al compositor judío no se le pudo interpretar desde 1938 y ni en el contenido del texto shakesperiano ni en el título había nada que censurar, a alguno se le ocurrió cambiar la música, para lo que se sugirió a Hans Pfitzner, compositor cercano a los postulados estéticos y políticos nacional-socialistas, que escribiera una nueva música incidental para sustituir la celebérrima partitura mendelssohniana, a lo que se negó por considerar que la música de Mendelssohn sería siempre muy superior a cualquier cosa que él pudiese componer.»
Seguro fue uno de los mejores momentos de la biografía azarosa de Pfitzner. Pero menciono el episodio porque, aun cuando sus obras mayores seguían siendo interpretadas, la memoria de Mendelssohn cargó ese pesado menosprecio todavía unas cuantas décadas, hasta que en los años setenta del siglo pasado Kurt Masur, director de la Gewandhaus de Leipzig, inició una sistemática y exitosa labor de reivindicación.
La primera versión es de 1962-63, comprende todos los números habituales de la música incidental y también los diálogos shakesperianos. Erich Leinsdorf dirige al Coro y Orquesta Sinfónica de Boston.
La segunda versión es de 1957 y ha perdurado como un clásico: Peter Maag dirige “con sentido del hechizo” a la Sinfónica de Londres en las partes instrumentales y números vocales de la obra, combinando precisión, equilibrio, vigor y luminosidad.
La reputación de Maag nunca compitió en popularidad con muchos otros directores mejor recordados, pero su talento estaba a la altura de cualquiera de estos últimos. Es especialmente recordado por su capacidad como intérprete de Mozart; estos rasgos se avienen muy bien con el romanticismo equilibrado y clasicista de Mendelssohn.
La última versión, y definitivamente una de mis favoritas, es de André Previn con la misma orquesta anterior pero en un registro de 1977. Ellos nos ofrecen la música incidental completa, es decir los números vocales e instrumentales y también las partes breves que sostienen diálogos, pero omitiendo aquí la voz humana; así se disfruta mejor la preciosa escritura instrumental, que en muchos casos recoge material temático de la obertura para mantener la cohesión. En esto, y sin proponérselo, la fina intuición de nuestro músico anticipa ideas futuras, como la reiteración de temas a lo largo de una obra (ideé-fixe o leit-motiv) o convertir la obertura en un compendio temático de la obra. En esto, Wagner no pudo estar más de acuerdo con los logros del gran Félix...
lunes, 23 de noviembre de 2015
Montserrat Figueras: un recuerdo en su aniversario
viernes, 13 de noviembre de 2015
#PrayForFrance
A mis queridos amigos de Francia, sus familias y sus muertos se dirigen ahora mis pensamientos, plegarias y afecto; en especial, a mi amigo Robin, que espero se encuentre a salvo de cualquier daño.
Seguimos con atención el desarrollo de los acontecimientos.
“Fantasia” de Disney :: a 75 años de un clásico
Disney tuvo un genial cómplice en esta aventura de exploración: Leopold Stokowski, el director de oído mágico que construyó el “sonido Philadelphia” y para entonces cómodamente establecido en el circuito musical estadounidense. Músico y dibujante definieron las historias más tentadoras para vincular imagen y sonido, hasta que finalmente se concentraron en siete segmentos: la “Tocata y Fuga en Re menor” de Bach, la suite “Cascanueces” de Chaikovsky, “La Consagración de la Primavera” de Stravinski, la Sexta sinfonía —Pastoral— de Beethoven, la “Danza de las horas” de Amilcare Ponchielli, “Una Noche en el Monte Calvo” de Mussorgsky, el “Ave María” de Schubert y “El aprendiz de Brujo” de Paul Dukas. Siete momentos hilvanados sólo a través de la música, pivote absoluto de la magistral película.
Disney no sólo fue pionero en proponer una película animada de música clásica; también planteó crear algunas partes en tercera dimensión o cautivar otros sentidos de los espectadores mediante, por ejemplo, la aspersión de perfumes en las salas. Aunque estas ideas acabaron descartadas, sí se desarrolló una que fue trascendente: el Fantasound, primer antecedente de lo que hoy es el sonido envolvente, y que convirtió a “Fantasía” en la primera película comercial con sonido multicanal.
Para celebrar este aniversario, comparto a continuación un fragmento descartado: el “Claro de Luna” de Debussy, en arreglo orquestal de Stokowski y la animación que tal vez no todos conozcan... Luego de 75 años, ya es hora de deleitarse:
miércoles, 11 de noviembre de 2015
Un intermezzo con Misha Mullov-Abbado
lunes, 9 de noviembre de 2015
El laudista melancólico y el saxofón
A propósito del Saxofón, que mencioné antes en el onomástico de su inventor, les comparto un registro donde queda demostrada la tremenda versatilidad del instrumento. Un disco la verdad bastante insólito en su propuesta y sin embargo, muy satisfactorio.
El tenor John Potter, miembro fundador del ya disuelto grupo vocal “The Hilliard Ensemble”, lanzó en 1999 el álbum “In Darkness Let My Dwell”, título de una de las canciones más famosas del inglés John Dowland (1563-1626). El disco recorre obras de este influyente compositor del período isabelino, el cual impregnó a toda su producción la melancolía más acerba; tanto, que aún se debate entre especialistas si sufría alguna clase de trastorno depresivo o si era nada más que una pose artística — la melancolía estaba de moda por entonces; los románticos no inventaron nada...
"En estas grabaciones hemos querido traer la música de Dowland hasta nosotros, relacionarnos no con un Dowland abstracto que deba ser exhumado o reconstruido, sino con un colega que concibió la música de un modo muy similar al nuestro, y que seguramente pudo oír su música interpretada de muy distintas maneras, según el estilo contemporáneo de su tiempo... Los músicos de la siguiente generación tomaron sus partituras, desnudaron sus elementos esenciales y ‘renegociaron’ la música con el ya desaparecido compositor. Lo mismo que nosotros hacemos ahora.”
Precisamente esta última idea justifica la inesperada sociedad instrumental ofrecida: el saxofón soprano, el clarinete bajo, el violín barroco o el contrabajo, juntos o por separado, acompañan la experta lectura de Potter expandiendo su ámbito expresivo a la manera del jazz-fusión. Alquimia musical.
Amigos, amigas, ¡no dejen de aceptar este desafío!
MP3 CBR 320 kbps | 14 pistas | .rar 169,5 mb | Yandex
viernes, 6 de noviembre de 2015
El Día de SAX
Sax fue el primer intérprete de su criatura —el primer saxofonista del mundo…— y así comenzó a captar la atención de grandes músicos. Héctor Berlioz fue el primero en escribir una obra conocida para saxofón, el sexteto Canto Sagrado, en 1844. Elogió al nuevo miembro de la familia de los vientos: «Es de tal naturaleza que que no conozco ningún instrumento actualmente en uso que pueda comparársele, a ese respecto. Es pleno, blando, vibrante, de enorme fuerza y susceptible de endulzar». Con el tiempo otros grandes autores pedirán al saxofón como integrante de la orquesta (Ravel en su Bolero, Rajmáninov en sus Danzas Sinfónicas) o le asignarán un rol principal (Debussy en su Rapsodia para orquesta y saxofón, Glazunov en su Concierto para saxofón de 1935).
Segmento solista confiado al Saxofón por Sergéi Rajmáninov en la primera de sus Danzas Sinfónicas / Con esta elección el creador ruso ratificó su excepcional oído para el sonido orquestal y de paso firmó una de sus melodías inolvidables. Años después, para el estreno de las Danzas en la URSS, el gobierno soviético vetó al saxofón (!) por considerarlo emisario cultural de EE.UU. (!!) y la melodía fue reasignada a dúo de clarinetes y fagotes.
El saxofón fue haciéndose un espacio en el repertorio sinfónico pero sobre todo en las bandas y orfeones, para las cuales había sido pensado. Era un invento exitoso y Sax pudo sentirse satisfecho. Lo que no llegó a saber es que a contar de la década de 1920 el saxofón sería adoptado por el jazz y su popularidad se dispararía en todo Occidente, llegando a ser uno de los instrumentos musicales más populares del siglo XX junto con la guitarra eléctrica. Sus facilidades mecánicas y la belleza de su sonido, que Sax supo mantener homogéneo a lo largo de su extensión, cautivaron a músicos tan imprescindibles como Charlie Parker o Lester Young, y confirió el sonido característico a las Big Band estadounidenses.
A 201 años de su nacimiento, Adolphe Sax disfruta una aplaudida inmortalidad.